domingo, 13 de enero de 2013

La sonrisa voladora.

La carrera de Reyes en Campello


Los días siguientes a la carrera busque fotos, pruebas de mi "hazaña", para poder compartirlas con mis amigos, mi familia, y empece a investigar el mundo de las carreras populares, resulta que se hacen  muchas a lo largo del año no muy lejos de donde yo vivo, así que me permitiría participar en algunas de ellas sin necesidad de tener que hacer grandes desplazamientos. Me parecía bien, no tanto así el darme cuenta de que la mayoría de ellas, por las cuales hay que pagar, son carreras cortas que realmente no me iban a aportar nada, ya que para correr 5k, puedo hacerlo yo solo, y no me cuesta nada.
Así que por mantener el gusanillo me apunte a una carrera de 6.2k en El Campello, si bien decidí que sería la ultima de esta clase que corriera, mi objetivo estaba claro, si había sido capaz de correr 10k sin ningún tipo de preparación tenia que subir el listón, sin embargo media maratón me parecía excesivo, sobre todo porque las que había planificadas no me daban un margen realista para poder prepararme con garantías, la Media Maratón de Santa Pola y la Media Maratón de Torrevieja se disputaban en Enero y Febrero con menos de 6 semanas para poder prepararlas.
Y apareció en el calendario una prueba intermedia, la 15k Valencia Abierta al mar. Se disputaría el 17 de Febrero, tenia 6 semanas por delante para prepararme con un mínimo de garantías de acabarla, así que me inscribí, ya tenia dos objetivos, una carrera corta en la cual iba a tratar de mejorar mi velocidad y una larga para mejorar mi resistencia.
Pero por desgracia, las ampollas de mis pies tardaron un poco en dejarme entrenar y llego el día 13 de enero y me encontré en la linea de salida sin apenas kilómetros de entrenamiento en mis piernas mas que un par de salidas esporádicas y sin planificar que tan solo me sirvieron para que el día de la carrera no me pillara frio.
Raquel siempre se siente ganadora, por participar.
Así que Raquel, que es una gran compañera de carreras y yo nos presentamos en Campello para correr, me llamó la atención un señor mayor, que andaba por allí con un trote alegre, al que todo el mundo saludaba, abrazaba, y con una sonrisa eterna, sincera y profunda, yo no lo conocía aun, pero en esa carrera lo conocería y bien, ya que me enseñaría  mi cuarta lección, la edad no es el limite, el limite nos lo imponemos nosotros.
Se dio el pistoletazo de salida, no eramos muchos, así que la salida fué rápida  y cuando el movimiento del grupo llegó hasta nosotros, nos miramos....y entonces eché a correr.
Fue una carrera llana, rápida  en la que la gente literalmente volaba, y yo recorrí la primera mitad del circuito con mas pena que gloria,con molestias en mis pies debido a las ampollas que no habían cicatrizado todavía del todo y viendo a gente a la que yo seguramente hubiera dado por inútil para ese tipo de carrera demostrándome que no es el físico  ni la edad, ni la apariencia lo que te hace ir mas rápido o mas lento, es la preparación tanto física como mental la que marca la diferencia.
La sonrisa voladora.
En ese punto de mis reflexiones estaba, completando la segunda mitad de la carrera, cuando aquel hombrecillo, con su trote ligero y su eterna sonrisa me adelantaron como si no le importara dejar en vergüenza a alguien a quien casi doblaba en edad. "No puede ser - me dije- ¿Como lo hace para ir tan rápido a estas alturas?".
Y Raquel infatigable y mordaz me picaba diciendo: 
- ¿Vas a dejar que llegue delante tuyo ese hombre que podría ser tu abuelo?
No es que yo quisiera dejarle, es que no podía impedirlo, su felicidad corriendo le daba unas alas que mi sensación de ser un trozo de carne pesado y sin ningún tipo de agilidad ni fuerza me quitaban a mi. Y otra lección más, la quinta y gratis, como todas las que he aprendido mientras corría todos esos kilómetros que lejos de no llevarme a ninguna parte, me han llevado hacia mi propio interior, a conocerme, a saber como soy realmente y que puedo ser mejor persona. La lección del día: el que corre con una sonrisa corre mas rápido ... y así fue, porque incluso tratando de esprintar en los metros finales como hacia antes siempre, fui incapaz de alcanzar esas zapatillas voladoras y esa sonrisa que a medida que se acercaba a la meta era más y más amplia como la distancia que  nos separaba.
Ese fue el día que entre en meta detrás de Don José Moratinos Iglesias, ultramaratoniano alicantino, y que ahora es una de las personas  a las que mas le agradezco su cariño durante mis primeros pasos en esta disciplina.
Al finalizar miré el tiempo, tardé 34:30 para los 6.2k.
Había corrido medio kilómetro más que en la primer san silvestre  apenas 15 días atrás, y había tardado casi un minuto menos...esto funcionaba. Había mejorado, y aunque apenas quedaban 5 semanas para correr en Valencia estaba seguro de que iba a poder conseguirlo, correría 15k.

No hay comentarios: